VINCERE
Sus palabras la envolvieron como un traje hecho a medida y quedó cautiva, prisionera de un discurso, atada un hombre al cual su cuerpo llamaba a gritos, con atronadores deseos asaltándola entre almohadas. Planificó tropiezos para conquistar sueños que convirtió en dulces realidades, sus verdades. Transformada en compañera, camarada, admiradora devota, amante, concubina, mecenas, esposa, quiso compartir la eternidad, su vida. Eligió un camino al destino, marcado por el deseo, la pasión, pero sobretodo ambición del y su amor. Por él abandonó, vendió o cedió todo aquello que era suyo. Lo amó mientras era odiado y cuando el odio trocó en amor la apartaron, desecharon y aislaron, convirtiendo lo dulce en hiel. Entonces escribió mil cartas que quiso convertir en pájaros a través de los barrotes de su celda de locura impuesta y obligada pero irreal. Soñaba en volver a percibir sus labios tomando la medida de su cuerpo y saborear sus besos. Gemir mientras sentía fundirse su piel como